La Evaluación Formativa en la Educación Básica

La evaluación como proceso

La evaluación como proceso es muy dinámica:  sirve para hacer mediciones, comparaciones y referencias. Se rige por estándares preestablecidos por la misma evaluación en su etapa ini
cial o de diagnóstico, y que se establece como la que algunos autores llaman evaluación continua o sea, se activa a lo largo de todo el proceso, para que al  final, se esclarezca la visión del los propósitos en sus alcances o logros, o se dicte un juicio o calificación. En consecuencia, se convierte en un proceso dentro del proceso mismo. Forma un cuerpo logístico muy dinámico, activo y vigoroso, e interactivo con todos los componentes de la planeación de la empresa a realizar u objetivo a alcanza, a aquellos, los que re alimenta para mejorar su participación, en ello utiliza técnicas e instrumentos que permiten recabar información relevante, crear evidencias, enderezar juicios, establecer términos de oportunidad durante la transformación, corregir o mejorar, sobre todo en lo referente a la toma de decisiones oportunas, precisas y decisorias durante los procesos de desarrollo de las acciones de la construcción del andamiaje progresivo.


En el marco de la Reforma Integral de la Educación Básica, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha editado la serie Herramientas para la evaluación en Educación Básica, con el fin de promover la reflexión de los docentes acerca del enfoque formativo de la evaluación en todos los planteles de preescolar, primaria y secundaria. se hace énfasis en la Evaluación Formativa, con la que se pretende, que los docentes logren medir, comprender y transformar, los logros académicos, y las competencias educativas de los alumnos inscritos en la clase. 
Para Rebecha Anijovich (2011) es importante ahondar en la evaluación de los aprendizajes teniendo en cuenta  las emociones que despierta en el evaluador y en los evaluados, el propio acto de interpretar los contenidos y los modos de enseñar y aprender, el binomio educativo por antonomasia, y que de su accionar, se pueden desprender sucesos extraordinarios si se cuenta con una sistémica, certera y ética evaluación, aunada a una gran creatividad docente-alumno, en el plano vivencial de los valores, que se ponen en juego, para ampliar y afinar los criterios de inclusión y exclusión, tanto como considerar las creencias de los docentes, acerca de las capacidades de aprender de sus alumnos.


Al valorar y contemplar la realimentación, la repetición, el ensayo, y la medición sistemáticamente de haberes y saberes en los procesos áulicos, y de todos sus componentes: entre ellos a los alumnos en sus aprendizajes, del docente en su enseñanza, a los apoyo, al entorno, los libros, etc.,  estamos ante la llamada: EVALUACIÓN FORMATIVA.


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